La vitamina E tiene muchas y muy diferentes formas con diferente actividad vitamínica (alpha, beta, gamma, delta) y diferente actividad antioxidante. De tal manera que las formas con mayor actividad vitamínica (alpha) son las que tienen menor actividad antioxidante.
Las vitaminas son 13 compuestos orgánicos necesarios para regular el metabolismo humano, tienen funciones bien determinadas. No nos proporcionan energía, tienen una función reguladora. Se necesitan para evitar tener alguna enfermedad carencial, una vez cubierta esta necesidad, no está demostrada ninguna otra eficacia (excepto dosis muy elevadas utilizadas médicamente. O sea, no nos sirve para ser más listos, ver mejor, ni para ser más fuertes. A cada vitamina (a su carencia) le corresponde un trastorno o una enfermedad.
Funciones de la vitamina E
La vitamina E es un antioxidante que protege el tejido corporal del daño causado por sustancias inestables llamadas radicales libres. Estos radicales pueden dañar células, tejidos y órganos y se cree que son una de las causas del proceso degenerativo que se observa con el envejecimiento.
Los tocoferoles tienen la importante función de actuar como antioxidantes, protegiendo los ácidos grasos poliinsaturados como los que aparecen en el aceite de oliva.
Se utilizan como aditivo alimentario para aprovechar esta característica antioxidante.
Parece que existe una relación entre la incidencia de cardiopatías y el déficit de vitamina E.
Es la llamada vitamina antiesterilidad («toco«=nacimiento) aunque no es su función más importante.
La vitamina E también es importante en la formación de glóbulos rojos y ayuda al cuerpo a utilizar la vitamina K. Por ello, su carencia puede provocar anemia.
Estabilidad de la vitamina E
La vitamina E es sensible a las siguientes circunstancias:
- Sensible a la luz
- Muy sensible a la oxidación. Por este motivo tiene una capacidad antioxidante tan elevada.
- Es medianamente resistente al aumento de la temperatura.
Ingesta recomendada de vitamina E
Según ILSI, las cantidades recomendadas para adultos son 12 mg de equivalentes en tocoferol (alpha-tocoferol).
Beta y gamma-tocoferol tienen una actividad vitamínica inferior.
Además, cada gramo de ácidos grasos poliinsaturados debe acompañarse de 1 mg de equivalentes de tocoferol.
Como la ingesta media de poliinsaturados es de unos 14 g si la ingesta calórica es de 2400 Kcal (5% de la energía en forma de PUFAs) se necesitará, unos 13 mg de vitamina E.
Tomar altas cantidades de vitamina E (400 UI por día, o más) puede de incrementar el riesgo de muerte.
Pero en la dieta conviene introducir otros antioxidantes. La mejor manera de obtener suficientes vitaminas esenciales es consumir una dieta equilibrada que contenga una variedad de productos.
Fuentes de vitamina E
La vitamina E o tocoferoles pueden ser de origen animal o vegetal:
- Origen animal: huevos, pescado azul, mantequilla, etc. La vitamina E se considera el antioxidante natural de las grasas.
- Origen vegetal: aceite de oliva, aceites de germen de trigo, de girasol y semillas, margarinas, nueces, pistachos, cacahuetes, etc.
Si ingerimos gran cantidad de grasas poliinsaturadas, aumentan las necesidades de vitamina E.