El bacalao es un pescado blanco que permite multitud de preparaciones distintas: buñuelos, arroz a la cazuela, rebozado o incluso crudo (solamente remojado). Su característica más especial es la presencia de gelatina bajo su piel que le aporta especial suavidad en cualquier forma de preparación. Aporta proteínas de elevado valor biológico, vitamina A y minerales.
Otra característica interesante es su conservación, es un pescado que se vende en salazón y que se puede conservar en el frigorífico durante varios meses.
En cuanto a su precio debemos tener en cuenta que el bacalao es un pescado que se vende limpio de tripas y sin cabeza y que pesa alrededor de un 40% menos que fresco, además no se estropea (antes de desalarlo).
- 4 trozos de bacalao en salazón cortado o entero
- agua
Dificultad: Muy fácil
El desalado del bacalao requiere 2 fases, la 1ª de remojo y la 2ª de desalado. El remojo, es una rehidratación, se realiza sumergiendo el bacalao troceado (o no) en un recipiente con agua durante 3 días. Debe hacerse en el frigorífico. El desalado se lleva a cabo cambiando el agua 3 ó 4 veces en 24 horas según el grosor de los trozos de bacalao, el último cambio puede hacerse fuera del frigorífico.
A la hora de guisarlo debe de escurrirse bien y si se va a enharinar, secarlo envolviéndolo con un paño limpio de cocina durante ¼ hora.