Breve análisis sobre la participación del agua en la digestión para que, una vez comprendido puedas decidir, en qué momento prefieres tomar el agua, indispensable para la vida.
Partiendo de la base de que el agua es un alimento acalórico (no proporciona energía), el hecho de tener en cuenta cuál es el mejor momento de tomarla depende de qué es lo que quieras obtener.
¿Cómo participa el agua en el organismo, concretamente en la digestión?
- El agua ocupa un volumen importante en el estómago.
- El agua diluye los nutrientes, es decir los separa físicamente y los vehiculiza para su digestión.
- La fibra soluble atrapa el agua durante la digestión y la vuelve de consistencia gelatinosa, lo cual retarda la digestión y la velocidad de la absorción de los nutrientes desde el estómago y los intestinos.
Entonces, ¿cómo puedo modificar la participación del agua en la digestión?
- Al ocupar un volumen importante participa en la sensación de saciedad. Así, puedes:
- En caso de buscar un aumento de peso, por delgadez o durante la primera infancia, puedes evitar el agua durante las comidas. Los niños, habitualmente, beben mucho agua ante un plato que no les gusta para saciarse.
- En caso de buscar una disminución de peso, incorpórala en tus comidas para saciarte antes. Sobretodo con los platos ricos en fibra (ensaladas, verduras, legumbres…)
- La vehiculización de los alimentos para la posterior absorción es un tema importante. Una comida demasiado seca produce una sensación de pesadez incluso dolorosa. Pero una comida con mucho agua puede producir una sensación de plenitud demasiado importante. El agua fluidifica la digestión, facilitándola, pero su exceso la alarga de forma molesta.
En lo que menos influye el agua es en el aprovechamiento de los nutrientes. El sistema digestivo es suficientemente largo y eficiente para aprovechar al máximo las posibilidades nutritivas de los alimentos. Solamente las personas que beben realmente demasiado agua (4 litros al día sin sed es demasiado agua) pueden tener una pérdida de nutrientes pero no en la digestión sino a través de la orina. Pues la eliminación de agua que lleva a cabo el riñón va acompañada de otras sustancias de forma inevitable, estén presentes de forma excesiva en la sangre o no.
- La ingesta muy recomendable de fibra debe ir siempre acompañada de agua para conseguir el efecto buscado, ya sea enlentecer la absorción de nutrientes (en la obesidad o en la diabetes), como favorecer el tránsito intestinal para evitar la constipación (estreñimiento). La ingesta de fibra no acompañada de agua suficiente puede provocar el efecto contrario, un estreñimiento importante.