Existe una conexión invisible, pero absolutamente real entre el ejercicio y la alimentación. Y esta conexión puede mejorarse notablemente si sabemos cómo debemos alimentarnos.
Si haces ejercicio con regularidad sabrás que hay días en los que tu cuerpo responde a todas tus exigencias y otros días en los que te sientes presa de una debilidad inexplicable. Y es que hacer fitness y alimentarse sanamente van de la mano.
Saber qué comes y cuándo es de fundamental importancia para comprender el por qué te sientes de una forma u otra cuando haces ejercicio. Ya sea que se trate de una actividad física individual o competitiva.
5 secretos para entrenar más productivamente
A continuación te contaremos los cinco secretos más efectivos que ponen en práctica deportistas de los gimnasios Valencia para que la comida afecte saludable y positivamente en tus sesiones de fitness.
1. Desayuna correctamente
Si te ejercitas por la mañana, desayuna al menos una hora antes de hacer ejercicio. Además, es importante que te alimentes adecuadamente antes de comenzar a entrenar.
Numerosos estudios confirman que ingerir carbohidratos tanto en alimentos como en bebidas antes del entrenamiento puede aumentar el rendimiento y permitirte hacer ejercicio con mayor intensidad durante más tiempo. El ayuno puede producirte debilidad y pereza, algo que te puede incitar a quedarte en casa en lugar de a mover tu cuerpo.
Te sugerimos las siguientes opciones de desayuno:
- Zumos de frutas.
- Un plátano.
- Una manzana u otra fruta de estación.
- Cereales con yogur.
- Pan integral y leche semidescremada.
- Una barrita energética.
- Un licuado de frutas.
- Una bebida isotónica.
A tener en cuenta: si cambias tu forma de desayunar de un día para el otro, puedes llegar a sentir algún tipo de malestar físico debido a que tu cuerpo no está acostumbrado a esa dieta.
2. Controla las cantidades de alimento
Ten mucha precaución a la hora de comer antes de hacer ejercicio.
Si te excedes en el tamaño de las porciones puede que sientas demasiada pesadez y no tengas ganas de entrenar. Y si comes menos de lo que necesitas te faltará esa energía tan necesaria para que el ejercicio brinde los frutos esperados.
Resumiendo: si comes copiosamente es mejor que esperes de 3 a 4 horas antes de entrenar. Si haces pequeñas ingestas, espera de 1 a 2 horas para hacer ejercicio.
3. Come siempre después de ejercitarte
Con el fin de que tus músculos se recuperen y repongan sus reservas de glucógeno, te recomendamos comer hidratos de carbono y proteínas dos horas después de tu sesión de entrenamiento.
Te sugerimos las siguientes opciones para después de ejercitarte:
- Leche chocolatada con bajo contenido en grasas.
- Batido de frutas.
- Yogur con cereales y frutas.
- Pavo con verduras.
Acompaña siempre tus comidas más abundantes con pan integral, su alto contenido en fibras ayudará a mejorar tu digestión.
4. Mantén tu cuerpo bien hidratado
No olvides que tu cuerpo necesita líquidos antes, durante y al finalizar el ejercicio para evitar deshidratarse.
Te recomendamos beber:
- Aproximadamente medio litro de agua antes de entrenar.
- Un cuarto de litro de agua cada 20 minutos de entrenamiento. Teniendo en cuenta tus proporciones físicas estas cantidades pueden variar.
- De medio a 1 litro de agua al finalizar el ejercicio.
Recuerda beber en pequeños sorbos para que el cuerpo vaya asimilando el líquido adecuadamente.
Si bien el agua es la mejor forma de hidratarse, si estás ejercitándote intensamente durante más de 60 minutos son muy recomendables las bebidas isotónicas, ya que te ayudarán a mantener la hidratación y el equilibrio electrolítico. Estas bebidas contienen pequeñas dosis de sodio, azúcar y glucosa, y también incluyen de forma habitual potasio y otros minerales. Todos estos elementos colaboran con la absorción del agua y son vitales para el buen funcionamiento de tu cuerpo.
¡Cuidado! No confundas bebidas isotónicas o deportivas con bebidas energizantes o estimulantes.
5. Escucha a tu cuerpo y aprende de tu experiencia
La alimentación adecuada y la frecuencia en la que debes ingerir los alimentos depende de la duración y de la intensidad de tu entrenamiento. Obviamente, no es lo mismo correr una maratón que salir a caminar un par de kilómetros.
No hagas cambios bruscos en tu forma de vida. A medida que más entrenes, tu cuerpo adquirirá experiencia y se volverá más sabio. Aprende a escuchar sus necesidades y deja que te guíe por la fantástica experiencia de vivir comiendo sanamente mientras te ejercitas.
Te sugerimos llevar un registro diario para controlar cómo responde tu cuerpo a determinados alimentos y cantidad de líquidos. De esta forma irás aprendiendo sobre la marcha qué es lo mejor para ti en cada momento.